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Lumbalgia: Causas y tratamiento

La palabra lumbalgia (lumbago) quiere decir dolor “algia” en la zona lumbar. Es una lesión causada por trastornos musculo-esqueléticos que afecta a los músculos, nervios, ligamentos y/o discos vertebrales. En KOA Center creemos en el trabajo en equipo multidisciplinar de especialistas. Por este motivo, este post lo ha escrito Marina Gras, fisioterapeuta de KOA.

La lumbalgia es uno de los dolores más frecuentes y comunes del cuerpo y su frecuencia aumenta día a día por el estilo de vida de nuestra sociedad actual así como su coste socio-sanitario.

Vivimos en una sociedad acostumbrada a adoptar malas posturas mantenidas en el tiempo, muchas horas de trabajo sedentario, una mala alimentación y poco tiempo para cuidarnos.

Tipos de lumbalgia y cómo mejorarla

Podemos distinguir entre casos de lumbalgia aguda, subaguda o crónica.
Será un dolor lumbar agudo (reciente) que sufrimos durante hasta 4 semanas. Será aquel dolor que podamos aliviar con correcciones posturales (ser conscientes de cómo nos sentamos en la oficina, cómo cargamos pesos, cómo nos levantamos…), estiramientos y ejercicios que nos permitan tonificar la musculatura abdominal a la vez que relajamos y volvemos elástica la musculatura de la espalda. También nos beneficiará el trabajo manual de un fisioterapeuta/osteópata.

La lumbalgia subaguda presenta un tiempo de evolución comprendido entre las 4 y 12 semanas y su recuperación nos llevará, con el mismo trabajo anterior, más tiempo.

Si estamos ante un dolor lumbar que dura más de tres meses se trata de una lumbalgia crónica. Un trabajo más específico de ejercicio físico y acompañarnos con profesionales de la salud nos permitirá mejorar y recuperarnos de nuestras dolencias.

Depende de en qué situaciones, serán necesarios unos días de reposo pero lo que necesitan nuestras articulaciones es movimiento. Al quedarnos en reposo, la posible inflamación se quedará adherida y nos resultará más difícil de mejorar. Si no nos movemos porque hay dolor, esta zona se retrae y al realizar movimiento de nuevo, notaremos que el dolor va a más asumiendo que este movimiento/ejercicio es malo llevándonos a más reposo. Es un círculo vicioso que nos llevará a una cronificación del problema.

El ejercicio físico y un buen control postural junto con una buena alimentación serán las claves para mejorar nuestro dolor lumbar a la vez que nos ayuda a prevenirlo, permitiéndonos ganar en salud.

Para mejorar nuestra estabilización lumbopélvica así como para fortalecer nuestro abdomen, será necesario pensar en el término CORE, una palabra en inglés para definir nuestro centro o núcleo, una estructura tridimensional en la parte central de nuestro cuerpo formada principalmente por: diafragma, suelo pélvico, multífidos y transverso del abdomen. La tonificación de este Core nos produce un efecto de “faja” alrededor de la columna lumbar mejorando nuestra estabilidad y control postural así como una mejoría en el reparto de las presiones intraabdominales causantes de muchos dolores de espalda.

En casos puntuales serás necesario el consumo de fármacos antiinflamatorios que actuaran sobre el síntoma, no sobre el mecanismo lesional, haciendo que este dolor no desaparezca por completo. El fármaco puede ser una primera medida en algunos casos con mucho dolor asociado a la lumbalgia, pero una vez bajamos la inflamación y el dolor, debemos movernos con ejercicios específicos para esta causa. A la larga, un consumo excesivo de fármacos no nos será suficiente y cada vez necesitarás dosis mayores o medicación más fuerte. Muévete con un profesional experto.

Causas de la lumbalgia

– Mala postura e incorrecta forma de movernos en acciones cotidianas, así como movimientos bruscos y sobreesfuerzos puntuales.

– Sedentarismo y falta de ejercicio.

– Mala alimentación, sobrepeso.

– Descompensaciones musculares y articulares: posibles escoliosis, hipercifosis, hiperlordosis.

– Descompensación de transmisión de presiones intraabdominales.

– Problemas congénitos y procesos degenerativos articulares como hernias o protrusiones discales.

– Problemas a nivel visceral: riñones, colon, útero.

– Algunas prácticas deportivas que ponen en tensión y en sobreesfuerzo la zona lumbar como bicicleta, fútbol americano, básquet, hockey, vóley sin hacer un trabajo de compensación muscular específica dentro del entrenamiento específico de la disciplina deportiva.

– Traumatismos (golpes).

– Embarazo y Síndrome Premenstrual.

– Envejecimiento y menopausia.

– Factores emocionales (estrés, entre otros).

Conclusiones importantes sobre la lumbalgia:

La lumbalgia puede evitarse. Si ya sufrimos los síntomas, podemos aminorar sus causas y los factores que la pueden agravar.

Tendremos que tomar consciencia de nuestro día a día para ir mejorando poco a poco nuestra postura y nuestra distribución de fuerzas contra la gravedad y así, evitar movimientos lesivos.

Las lumbalgias no se curan con reposo.

El ejercicio físico será nuestro mayor aliado para el tratamiento de la lumbalgia tanto en la recuperación como en su prevención. Este ejercicio nos permitirá mantener los resultados que vamos a ir ganando, consiguiendo unos beneficios a corto y largo plazo.

En la prevención y mejora de la lumbalgia, no solo trabajaremos la musculatura de la espalda sino que lo acompañaremos con un trabajo corporal global resaltando la importancia de nuestro CORE.

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