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Signos y Síntomas del estrés: ¿Cómo revertirlos?

Irascibilidad y dolor de cabeza son solo dos de los múltiples síntomas del estrés que puedes sufrir. El descubrimiento de la Penicilina en 1928 o la llegada del hombre a la Luna en 1969 parece que ya son historia y apenas han pasado 100 años. Vivimos en una sociedad aparentemente maravillosa donde la ciencia y tecnología avanza a pasos agigantados. ¿Pero cuál es la otra cara de la moneda?  Actualmente los avances tecnológicos suceden más rápido que las leyes para regular dichos avances. Por otra parte, los avances científicos suceden a velocidad de vértigo. Entre otras cosas, este hecho hace que cada día podamos ver mil oportunidades diferentes para ampliar nuestros horizontes y acercarnos a una supuesta mejor calidad de vida con mayor comodidad y recursos. Es una especie de atracción fatal hacia el crecimiento profesional y personal. Con ello, aparecen los signos y síntomas del estrés. Pues hace tiempo que hemos olvidado la importancia del equilibrio entre lo físico, mental y social. Hemos olvidado que si nuestro cuerpo y cabeza no están en buen estado, todo lo demás de poco servirá. Como Schopenhauer decía, “la salud no lo es todo pero, sin ella, todo lo demás es nada”.

Un ejemplo de estilo de vida con los que pueden llegar los signos y síntomas del estrés:

– Puede que un día decidieras focalizarte al 150% en tus metas profesionales.

– Puede ser que lleves encima muchas horas trabajando a una intensidad frenética.

– Puede que debas combinarlo con las obligaciones personales, en tu tiempo libre, como atender a tu familia o abrir cartas del banco. Además, puede ser que la relación con tu entorno familiar y amigos esté algo deteriorada por estar poco y, cuando se está, el nivel de estrés es demasiado alto para estar 100% con la cabeza en ellos.

– Puede que duermas pocas horas y con mala calidad.

– Puede que tengas muchas citas en restaurantes, aeropuertos o trenes en lugares donde la comida saludable brilla por su ausencia.

– Puede que el dolor de espalda tensional vaya en aumento y esto te repercuta en tu bienestar emocional.

– Puede que no hagas el suficiente ejercicio físico para la salud y que no sepas donde introducirlo. O directamente, puede que lleves unos años siendo sedentario. Y puede ser que te cueste ir detrás de tus hijos o seguir a tus amigos en una excursión de nivel principiante.

– Puede ser que, entre viajes de trabajo, te preguntes cuan rápidos han pasado los últimos 10 años de tu vida yendo a un ritmo tan frenético, que no tenías la posibilidad de pensar demasiado en si te sentías bien o mal. Simplemente tirabas y, ahora, comienzas a notar las consecuencias.

Entonces aparecen los signos y síntomas del estrés: ¿Cuáles son estos?

El estrés es, por norma general y en condiciones saludables, un estado transitorio de alerta que aparece cuando el cerebro identifica que hay una nueva situación a la que adaptarse que supone un reto. También cuando hay un peligro inminente. Pero cuando una nueva situación supera en exceso nuestros recursos, el estrés aumenta con creces. Si vives en una situación extrema y continua en cuanto a demasiada carga de tareas, pocas horas de sueño, mala alimentación, sedentarismo y retos demasiado ambiciosos, el estrés se cronifica pudiendo llegar a hacer verdaderos estragos en tu salud. Debes cambiar ese estado.

Signos y síntomas del estrés

1 Enfermar de forma frecuente:

Habrás notado que en las épocas de más estrés enfermas más a menudo. Esto es debido a que el estrés crónico repercute directamente en tu sistema inmunológico, debilitándolo.

Diversos estudios muestran que las personas que sufren estrés crónico son más propensas a infecciones y enfermedades.

2 Insomnio y fatiga:

No son raras las noches en vela cuando algo no encaja al 100% en nuestra cabeza y queremos solucionar el problema sí o sí. Parece que nuestra mente, ocupada todo el día en miles de tareas, decida que la paz nocturna es el mejor momento para darle vueltas a eso que nos preocupa. El riesgo de insomnio, cada vez más extendido en nuestra sociedad, aumenta cuando aumentan nuestros niveles de estrés produciendo además un aumento de la fatiga que nos impide pensar y solucionar correctamente los retos que se nos presentan. Es un círculo vicioso peligroso que hay que intentar romper.

3 Depresión:

Ciertos estudios muestran asociación entre el estrés y la depresión. Aunque el hecho de que dos factores estén asociados no quiere decir que el estrés sea causa de depresión sí que hay que tener en cuenta que esta relación existe y que la sobrecarga mental y física que supone el estrés crónico puede acabar minando también tu ánimo.

4 Aumento de los niveles de cortisol:

Las situaciones de estrés aumentan tus niveles de cortisol ayudándote a movilizar sustratos de tu cuerpo para tener la energía necesaria para afrontar esta situación excepcional. Aunque esto es bueno cuando sucede a corto plazo, la elevación continuada del cortisol en nuestro cuerpo repercute negativamente en nuestro sistema inmunitario, afectando a nuestra salud con problemas como tensión elevada, diabetes, causando situaciones como las que te nombrábamos antes (insomnio, bajo estado de ánimo, bajos niveles de energía, etc.) o aumentando la destrucción muscular y afectando a tu recuperación post-entrenamiento.

5 Disminución de los niveles de testosterona:

La testosterona es una hormona producida tanto en hombres como en mujeres, aunque producida en mayor cantidad en varones. Esta hormona es una hormona anabólica (de creación) que se encarga, entre otros aspectos, de la regeneración de tus tejidos (musculatura, por ejemplo) o de tu apetito sexual.

Cuando los niveles de cortisol se elevan, los niveles de testosterona bajan ya que son inversamente proporcionales. Por este motivo, el estrés crónico, puede hacer que disminuya tu apetito sexual (libido) y también que tengas más dificultades en recuperarte de tu sesión de ejercicio físico.

6 Problemas digestivos:

El estrés puede afectar a tu sistema digestivo. Un análisis de 18 estudios investigó el papel del estrés sobre enfermedades intestinales inflamatorias. El estudio concluyó con que en el 72 % del total de los estudios se encontró una asociación entre el estrés y síntomas digestivos.

El estrés puede ser el causante de se tenga estreñimiento o diarrea. Aquí tienes un estudio relacionando estrés y estreñimiento.

7 Taquicardia (Frecuencia Cardíaca elevada):

Si tu corazón late menos veces durante las actividades normales de tu vida diaria, trabajará menos y, como consecuencia lógica, envejecerá más tarde. El objetivo es tener un corazón eficiente y que te permita cansarte menos cuando subes unas escaleras, cuando cruzas una calle rápidamente porque el semáforo está a punto de cambiar a rojo o  porque puedas ir detrás de tus hijos caminando rápido o en bicicleta disfrutando de ellos sin extenuarte. Con el entrenamiento y siguiendo protocolos profesionales en el campo de las Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, en KOA Center conseguimos bajar las pulsaciones por minuto de tu corazón en tu vida diaria. El estrés puede hacer que tu corazón sea menos eficiente y aumente las pulsaciones por minuto (ppm) en tu día a día.

Varios estudios han demostrado que altos niveles de tensión pueden causar la aceleración de tu frecuencia cardíaca. También, el realizar muchas tareas agotadoras (por ejemplo, una agenda demasiado llena de tareas estresantes) también puede elevar tus pulsaciones (Estudio 1, 2 y 3).

Varios estudios han mostrado que altos niveles de tensión pueden causar un latido del corazón rápido o la tarifa de corazón. Acontecimientos agotadores o tareas también pueden aumentar la tarifa de corazón.

Por otro lado, debes saber que el aumento de los latidos del corazón de forma crónica y durante las actividades de tu vida diaria pude darse por el exceso de bebidas alcohólicas o con cafeína, padecer de hipertensión, enfermedad relacionada con la glándula tiroides u otras enfermedades del corazón.

8 Cambios en el apetito y sobrepeso:

Seguro que alguna vez has vivido esta situación: estás tranquilamente estudiando, o aburrido en el sofá o llegas a casa después de un ajetreado día de trabajo y de golpe ¡un hambre inmensa aparece de repente! ¿De dónde ha salido esto, si hace 5 minutos estaba bien? Este es un claro indicativo de que no tienes hambre física. El hambre física, al contrario que la emocional aparece progresivamente y va aumentando poco a poco. El caso contrario no es más que aburrimiento, estrés o búsqueda de recompensa, entre otras de las muchas cosas que te pueden causar esta sensación.

Tienes hambre, o eso crees, de hecho estás muerto de hambre, y tienes una estupenda manzana delante de ti pero en lugar de lanzarte a por ella, cómo debería ser normal en tu estado, sabes que sólo dejarás de tener hambre si te comes ese trozo de chocolate o ese donut, o ese queso…¡Ahí lo tienes! Otro signo inequívoco de que tu estómago está más que servido. El hambre física se puede cubrir con cualquier alimento pero, si tú sólo puedes pensar en ESE en concreto que se te ha metido en la cabeza, no tienes hambre real, en este caso es emocional.

Un estudio revela que el estrés puede aumentar tus ganas de comer sin hambre.

9 Irritabilidad y menos empatía:

Todo el mundo tiene un mal día, pero cuando ese mal día se convierte en mal día, tras mal día en cuanto a la relación con otras personas, sea en el ámbito profesional o personal, es que hay algo que no va bien. Cuando la sensibilidad por ciertos comentarios aumenta considerablemente, acude a un profesional, el problema no está en los otros, si no en ti. Además, el estrés puede ser el causante de que pierdas los papeles de forma frecuente. Cuando estás en equilibrio mental y físico, nada puede hacerte saltar de la silla con un sentimiento de ira hacia una situación o persona. Implementar hábitos de vida saludables y el trabajo de un psicólogo pueden ayudarte mucho. Por eso en KOA trabajamos en equipo junto a entrenadores personales, medicina deportiva, nutricionistas, psicología y fisioterapia.

10 Pérdida de memoria y concentración:

Seguro que has comprobado que las horas efectivas de trabajo no son demasiadas, a pesar de la cantidad de horas que puedes estar físicamente en tu trabajo. Un estrés óptimo, saludable, adecuado y en momentos puntuales, puede ayudarte a tirar más horas de las habituales con máxima concentración. Las personas que podéis tener trabajos donde hay que tomar decisiones rápidas e importantes, pueden estresar mucho. Si el estrés y número de horas es demasiado elevado, tu cabeza lo pagará. A día de hoy ya se ha demostrado que el estrés crónico repercute en tu memoria. En 2013 se publicó un estudio realizado por el Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Raras (Ciberer) y el Hospital de Sant Pau lo demostraron. Se debe a que el exceso de la hormona cortisol (hormona del estrés) provoca pérdidas de memoria. Concretamente parece ser que se debe a una pérdida de materia gris en el hipocampo del cerebro, según la investigadora del estudio, Eugenia Resmini, que realizó el estudio con personas que padecen la enfermedad de Cushing. La enfermedad de Cushing hace que las personas que la padecen produzcan más cortisol de lo normal.

11 Dolor de cabeza:

Muchos estudios han encontrado que el estrés puede contribuir a tener dolores de cabeza o en la región de las cervicales (nuca). Ese dolor de cabeza que aumenta al intentar concentrarte y que permanece, en mayor o menor medida, durante todo el día. Por ejemplo, un estudio de 267 personas encontró que el estrés es el causante del desarrollo de dolores de cabeza crónicos en aproximadamente el 45 % de casos.

12 Fatiga, cansancio crónico (permanente):

El Síndrome de Fatiga Crónica (SFA) hace referencia a un estado de cansancio agudo (intenso) y permanente (continuo) que no disminuye con el descanso. Seguro que en épocas prolongadas de estrés has tenido la sensación de irte a la cama y levantarte cansado, como si el sueño no hubiera surgido un efecto reparador. Varios aspectos pueden tener que ver con el SFA. El estrés es uno de los factores. Por otro lado, el SFA es una patología que se debe abarcar en equipo multidisciplinar ya que es multifactorial y puede responder a muchos factores muy diversos. Todavía se debe profundizar más en estos estudios pero ya se comienza a relacionar la aparición de este síndrome en estados de estrés crónico.

¿Cómo revertir los signos y síntomas del estrés?

Cómo has podido comprobar los signos y síntomas del estrés (Signos: aspectos objetivos, medibles; Síntomas: aspectos subjetivos, sensaciones personales) no siguen una buena tendencia a en cuanto a estilo de vida. De hecho, si te encuentras en una situación de estrés continuado y sigues por esa línea (tendencia, inercia) no llegarás a buen puerto. Y si tienes la suerte de que tu cuerpo lo soporta y eres muy longevo, ¿qué sentido tiene vivir con mala calidad de vida, con malas sensaciones? Desde KOA Center te animamos a que inviertas tiempo en reflexionar sobre este tema y, después, organices tu agenda de tal forma que puedas acudir a profesionales de la salud para revertir o prevenir (si todavía es pronto) tus signos y síntomas del estrés. En KOA Center trabajamos en equipo multidisciplinar sobre cada caso. Si vienes a visitarnos, te realizaremos dos cuestionarios donde analizaremos tus patologías actuales y pasadas, tu estilo de vida actual y, a partir de aquí, te haremos una propuesta personalizada para reducir tu nivel de estrés e implementar buenos hábitos de vida. Comer bien, realizar ejercicio físico regular 3 días a la semana (3h), chequearte de forma médica antes de la práctica de ejercicio físico, evaluar tu nivel de estrés, así como aprender herramientas diversas para gestionar tu tiempo y estrés por parte del departamento de psicología o reducir tus dolores de cabeza, cuello o espalda con nuestros fisioterapeutas puede ayudarte muchísimo a reducir o prevenir los signos y síntomas del estrés. Trabajamos en equipo multidisciplinar para ti y este hecho nos permite vivir de nuestra pasión: mejorar la calidad de vida de las personas. Ahora tienes la oportunidad de revertir tus signos y síntomas del estrés haciendo el ABC: Implementar hábitos de vida saludables. Recuerda que las recetas mágicas no existen y solo buenos profesionales especializados pueden ayudarte no solo a decirte qué hacer, si no lo más importante, cómo hacerlo teniendo en cuenta tu estilo de vida actual.

“La idea es morir joven, lo más tarde posible” (Ashley Montagu).

 

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