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RADICALES LIBRES Y EJERCICIO FÍSICO

Siempre ha existido la creencia que los deportes de resistencia aumentan enormemente la proliferación de agentes oxidantes (estrés oxidativo) mediante la creación de radicales libres.

En primer lugar, debes entender que el cuerpo tiene varias vías de obtención de energía.

  • La vía aeróbica es la que funciona con oxígeno y, éste, oxida la grasa (lipólisis) o la glucosa (glicólisis) por una serie de procesos fisiológicos. Pero este proceso es inevitable y natural. De hecho, suerte que podemos utilizar el oxígeno para conseguir energía, si no, no quedaría un ser humano vivo en el planeta Tierra. Por ejemplo, una molécula de grasa requiere 6 moléculas de oxígeno para su oxidación y posterior obtención de energía. Una molécula de ácido esteárico (un tipo de ácido graso) requiere 26 moléculas de oxígeno.
  • La vía aeróbica extensiva (la que utilizas si corres a una intensidad media-baja o baja) extrae la energía de la oxidación de las grasas y, como has podido leer en la frase anterior, la grasa requiere más oxígeno que los carbohidratos (=azúcares, = glucosa).

Entonces, muchas personas podrán pensar que salir a correr tranquilamente (intensidades moderadas-bajas) una hora u hora y media les provoca un estrés oxidativo brutal y deben tomar antioxidantes por un tubo. Esto NO es cierto. Primero que la oxidación y envejecimiento celular no solo depende de esta vía metabólica interna. Por ejemplo, fumar, o vivir en una ciudad altamente contaminada, o llevar una mala alimentación, son poderoso factores que generan radicales libres y, por tanto, responsables de un envejecimiento celular prematuro. Y respecto al tema del ejercicio físico y estrés oxidativo juzga tu mismo:

  • Metanálisis y revisión sistémica publicada en Sports Medicine por De Sousa y colaboradores en 2016 revela lo siguiente:
    • En este estudio se llegó a la conclusión, con absoluto rigor científico, que el ejercicio físico, sin diferenciación de género, intensidad, tipo de práctica, edad y volumen aumenta la producción de antioxidantes y, acaba habiendo un superávit de estos respecto a los agentes oxidantes.

Introducción de Fito Florensa, director técnico de KOA Center y Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte.

Seguidamente, continúa con el texto el entrenador personal de KOA Center y Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, Jordi Rabassa.

¿Qué es el estrés oxidativo?

Se define estrés oxidativo cuando el equilibrio entre la producción de especies oxidantes (radicales libres) y su eliminación, vía los sistemas antioxidantes, se desplaza hacia el superávit de los primeros (los radicales libres).

Existen diferentes especies reactivas procedentes del oxígeno y de otras moléculas orgánicas e inorgánicas que pueden ser origen de especies reactivas, como las derivadas del nitrógeno. A modo de curiosidad y ejemplo, algunos de estos radicales libres son: anión superóxido, radical hidroxilo, peróxido de hidrógeno y oxígeno singulete, entre otras moléculas.

Estrés oxidativo y ejercicio físico

Durante el ejercicio hay diferentes fuentes de formación de especies reactivas de oxígeno (ROS; radicales libres) procedentes de mecanismos fisiológicos derivados, por ejemplo, del metabolismo, del oxígeno, de la oxidación de hemoglobina y mioglobina, a partir de la inflamación, a partir del lactato, entre otras fuentes. Además, existen factores extrínsecos al ejercicio físico que pueden incrementar la producción de ROS en el organismo o deteriorar la efectividad del sistema de defensa antioxidante, como es el caso de las condiciones ambientales (calor, frío y contaminación), la dieta (ingesta dietética pobre en antioxidantes), la hidratación del deportista (inadecuada reposición hídrica), la situación postprandial y el nivel/estado de forma del sujeto. Estos factores pueden ser consideraros como cofactores de riesgo oxidativo, puesto que aumentan el riesgo de daño y estrés oxidativo a causa de su efecto acumulativo sobre las propias fuentes de ROS del ejercicio físico.

Debido a la búsqueda incesante de factores involucrados en la mejora del rendimiento y a la recuperación frente al ejercicio físico, se han publicado una inmensa cantidad de estudios enfocados a investigar la relación de los radicales libres con la concurrencia de fatiga muscular temprana, reacción inflamatoria y dolor muscular durante la recuperación. Sin embargo, también hay publicaciones que muestran los radicales libres como compuestos esencialmente vinculados a efectos positivos en relación a la salud: el efecto antiinflamatorio asociado al ejercicio, la biogénesis muscular (nueva producción de células musculares) a partir de mecanismos sensibles al estado redox (combinación entre un proceso de reducción y un proceso de oxidación), una mejora de la restitución del glucógeno, e incluso un incremento de la contractibilidad y fuerza muscular. Estos son algunos de los efectos positivos de las señales celulares ejercidas por las especies reactivas del oxígeno (ROS; radicales libres).

Por lo tanto, y según la comunidad científica, el estrés oxidativo se vincula con una mejora de fenómenos adaptativos del sistema inmunológico y de la defensa antioxidante del individuo, lo que conduce en última instancia a una mayor protección y resistencia biológica del organismo.

¿Estrategias de entrenamiento? ¿Cómo entrenar?

El consenso general sobre la estrategia de entrenamiento a seguir para mantener la salud inmunológica es:

  • Empezar con un programa de actividad física de volumen e intensidad de baja a moderada.
  • Emplear un aumento de cargas y volumen de entrenamiento gradual y periódico.
  • Añadir variedad para limitar la monotonía y el tipo de estrés.
  • Evitar cargas de entrenamiento excesivas que puedan conducir al exhausto, la enfermedad o la lesión.
  • Incluir entrenamientos no específicos para compensar el estancamiento.
  • Asegurar períodos suficientes de reposo y recuperación.
  • Impulsar un programa de pruebas para identificar signos de deterioro del rendimiento y manifestaciones de estrés físico.

La diferente vulnerabilidad de los sujetos a las enfermedades se podría explicar por la variabilidad interindividual en las competencias del sistema inmune, en la recuperación, en la capacidad de aceptar ejercicio, en los factores de estrés no relacionados con el entrenamiento y en la tolerancia al estrés. De esta forma, sería interesante disponer de estrategias específicas para controlar la tensión y el estrés general.

Además, el personal involucrado con el sujeto (entrenadores/preparadores, nutricionistas, personal médico, entre otros profesionales) deben estar alerta a períodos de mayor riesgo de enfermedad (por ejemplo, semanas de entrenamiento intensivo) y prestar especial atención a las estrategias de recuperación y nutricionales.

Así que, a modo de resumen, podemos afirmar que el tipo de ejercicio, la intensidad, la duración (volumen) y el nivel/estado de forma del sujeto, seguramente, influían a extender el nivel de oxidación que induce la actividad física.

 

 

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